Hoy es de esos días en que estoy rara. De esos en los que necesito pararme a pensar. Yo nunca he sido de las trayectorias exponenciales, más bien, de las logarítmicas.
Personalmente soy de esas personas que no sabe ir a máxima velocidad, que no sabe subirse a la montaña rusa. Si hay algo que sé, es que de eso siempre he huído. Me gusta disfrutar de las pequeñas cosas, me gusta tener tiempo para pensar, aunque lo parezca. No me gusta ir a toda virolla.
Me gusta que las cosas salgan bien, y eso requiere su tiempo. Hay veces que en el camnio de la vida te aparecen opciones, y eres tú quien toma las decisiones. No me gusta tomar las decisiones rápidamente.
Pero no puedo evitar sentirme agobiada y pensar que el tiempo pasa, que los días van muy deprisa y que hay veces, que me da la sensación para hacerlo todo.
Hace mucho tiempo, ya me sucedió, y en ese momento, me recomendaron no parar, por si perdía el tren. Y como empecé mal, terminé mal. Dicen que el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra, pero, yo soy persona de aprender de mis errores, y creo que es el momento de parar y tomarme las cosas con calma.
Por otro lado, soy una persona muy exigente conmigo misma, pero también he aprendido que soy humana, y más vale que dos cosas salgan bien, a cuatro mal.
Así que hoy he puesto el freno, e iremos más despacio. El cuerpo es muy sabio, sabe cuando tenemos que parar, y uno de los mayores errores del ser humano es olvidarse de la naturaleza y no hacer caso a ella. Y es lo que mi instinto me dice. Y siempre habrá gente que no lo comprenda. Pero también estoy aprendiendo a convivir con ello.